Febrero 21/2023: No god, no boss, no husband, no state.


Febrero 21/2023

Mientras navego en Instagram me encuentro con una imagen que llama inmediatamente mi atención. Es una pared blanca que grita en mayúsculas: "NO GOD, NO BOSS, NO HUSBAND, NO STATE". Las letras son en un azul rey, que me recuerda al azul de "Pepsi", claramente pintadas con aerosol, de bordes y tamaños irregulares. Las letras ocupan casi la totalidad de la imagen, impidiendo distinguir un lugar en concreto, un momento preciso. Sin embargo, la descripción que acompaña la imagen dice "Seen in Lisbon, Portugal". 
Pienso.
Pienso justamente en que dios, jefe, marido y estado, son conceptos ajenos para mí. Al pensar en estado, pienso en patria y la sumo a ese listado exiguo de conceptos de los que me siento desterrada. Pienso en la persona que escribió esas palabras en la pared que fue fotografiada, en su negación de esos conceptos, en su declaración -que es un lugar político- y le imagino mujer... seguramente por una suerte de identificación, pero me respondo: tal vez sea una persona trans; después me digo que en realidad su género no es tan importante y, reflexiono que lo realmente afortunado del asunto es que en Portugal, alguien está nombrando lo que siente una mujer en Colombia.

Son precisamente estas palabras -lo que dicen y lo que está fuera de campo- esa narración que me cobija. La narración de quienes hemos 
habitado el margen, sin el permiso de hacer mucha bulla, de hablar duro, de desear, de ocupar un lugar. 
No me abriga la narración de "mi patria Colombia", aunque me reconozco en sus pieles, en sus acentos, en sus sabores, sus montañas y -sobre todo- en sus dolores. Me atraviesan las decisiones de una patria levantada y liderada por hombres violentos, que han consumido cuerpos y tierras como si fuesen suyos.
Reniego de esta patria adolorida. 
Reniego y me excluyo, me narro desde otras orillas para resignificar el dolor y la pérdida. 
Me narro sin dios, sin jefe, sin marido, sin estado y sin patria.
Me narro desde la mirada de las madres que proclaman no haber parido hijos para la guerra.
Me narro desde las voces de quienes reclaman sus tierras de vuelta, de quienes se quedaron sin piso, ni sustento.
Me encuentro en las voces de las mujeres que perdieron sus hijos y cuentan una vez tras otra, la historia, para que alguien las escuche, para que no se olviden. También en el silencio de quienes son incapaces de contar y recordar. 
Declaro: mi "nación" es una mujer amantando en medio de una guerra civil.

*Fotografía: Kati Horna, 1937.

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